2.6.10

Ahora no hay forma calidoso!

El problema de Mockus es que en el fondo no es colombiano, no es apto para reaccionar bien a grandes presiones negativas. Se exaspera y entorpece, como cuando le echó el agua a Serpa, cuando se agarró a golpes con detractores en su campaña para alcalde de Bogotá. La única vez que salió bien fue con la bajada de pantalones. No sabemos si va a correr la misma suerte cuando le toque dar un golpe de gracia definitivo a este país. Lo que sí es seguro es que este país le pudo perdonar la derrota, pero no su discurso. No su incapacidad de improvisar. Si Mockus estuviera en un país más predecible, acaso Lituanía, sería un gran líder, pues él, tras profundas reflexiones, es brillante. Pero al ritmo vertiginoso colombiano lo abruma, lo confunde, le impide reaccionar acertadamente la mayoría de veces. Es un riesgo muy grande y por esto la gente prefiere no arriesgarse.
60 años de guerra con la guerrilla no son tan fáciles de perdonar. Este país tampoco está listo para el perdón. Sólo un poco más del 20% puede perdonar, o comprende que guerra acarrea más guerra o que sencillamente que alimentar el odio es más nocivo y alguien tiene que ceder y ellos están listos a empezar. Eso explica por qué son tan pocos y por qué los medios y las encuestas sobreestimaron la población de este país.

La mayoría, es pasión, como bien dice la campaña presidencial. Está sedienta de rojo, de sangre y venganza, de carnaval y olvido. Santos me parece un mercenario. De Uribe no me cabía duda que lo animaba su situación personal para la guerra, que había sido la obsesión de su vida, que representaba la de tantos otros. Pero en Santos sólo veo a un vendido, a alguien sin dolores personales, pero suficientemente ambicioso para dirigir una guerra a sangre fría sólo por sentarse en la cabeza de un poder.

Nuevamente, no encuentro por quién votar.