5.7.08

Operación Jaque y el Mundo Fantástico Lauravillesco


Salgo a la noche y respiro el aire de libertad.
En estos días hemos sentido la victoria. Y no por eso me considero uribista. Es que por primera vez he sentido la esperanza de muchas personas a mi alrededor y para mí, la familia sigue siendo un valor que quiero defender. Pero tal vez no reproducir. Por lo mismo soy conservadora y liberal al tiempo.

Primer basta. Suficiente verborrea sobre mí. Tal vez sea tiempo de hablar un poco de todos; o de los colombianos, acaso. De cómo somos aún incapaces de comprender nuestro reflejo y corremos por lo primero que nos vendan. Sucumbimos a las manzanas. Vivimos en el olvido de que no todo lo que brilla es oro. Y no nos damos cuenta que esa es una de las raíces que aún tenemos. Buscamos las extintas e ignoramos las que aún marcan nuestras frentes. Las que nos atrapan día a día, intentando ser "normales".

Segundo basta: no más acusaciones étnicas. El espejo también refleja nuestra belleza: el ingenio que siempre triunfa para el mal, mujeres cansadas que lloran sus hombres caídos y prometedores ejemplares encantadores de una mezcla de razas atrevida que sonríen en las telenovelas. Una batalla ganada por occidente. Porque Vietman les quedó difícil, para suerte de ellos. Nosotros quedamos del lado del mundo que le vendió el alma al diablo y casi parecemos contentos de estarlo. No estamos aún seguros del todo, pero parece que finalmente va a ser así, porque al igual que los espejitos, nos tragamos la carreta del desarrollo y el progreso; la evolución, el homo centrismo, el ego. Tenemos demasiado Freud en la cabeza, y anfetaminas. Ya nadie quiere saber de naturaleza. Todo se resuelve con café, valium, aspirina o morfina, si las cosas salen muy mal. Para distraer a los chicos de hacer necedades peores, les regalamos unas pepitas y ácidos. Otros freakies soplan polvos por la nariz. No siempre las cosas terminan bien. De vez en cuando una fosa común o unas minas regadas por ahí. Todo proseguido por un Juanes que se las canta todas y pone a bailar al mundo entero, distrayéndolo con su cara de tontohermoso y un drama amoroso que no le cuadra.
Tercer basta, porque qué pereza chismes, otra de nuestras raíces, o mezcla de ellas. Lo que sea que seamos. El lema es "acéptalo y vívelo lo mejor que puedas", porque después de todo venimos de ancestros que antepusieron la dignidad. Bueno, en el caso de Antioquia por lo menos (y ya se me volvió a salir el chauvinismo, porque ese sí no lo niego, pero sigo: ). Tenemos una dignidad sospechosa, pero aún respetada. Porque echar un cuento acá es muy fácil. Fuimos animales fácilmente domesticables para los europeos. Cuasi-mascotas maravillosas:
-que mira cómo juegan fútbol en Brasil, y que cómo cantan en Cuba, y cómo echan lora los mexicanos y cómo bailan en el caribe y comen carne en la Pampa -dicen.
Nuestros ríos los dejan boquiabiertos, la selva los abruma al borde del respeto, la furia o la euforia. No supieron lo que era el sexo hasta que pisaron las colonias. O "lo que pasó en Titiribí se queda en Titiribí" (como se dice en versión suroccidental antioqueña). Pero nosotros insistimos en ser como ellos. También queremos corazones de tinieblas.

Por mi parte, no soy de seguir líderes de ningún tipo. Ni siquiera europeos y mucho menos colombianos. Para mí son difíciles las reglas. No me atrae seguirlas, ni estudiarlas -no después de tanta universidad-. Creo que mi único juicio moral es el estético, fuente directa que uso siempre para diferenciar el bien del mal. No siempre prefiero lo bonito, aunque esté en búsqueda constante de ello. Tampoco me parece que sea un estilo de vida excéntrico en sí mismo; todo es cuestión de no malinterpretar la palabra; o esperar a ver si se trata de un gusto que valga la pena tanta destrucción (porque el arte nos cuesta la vida, el mundo): un genio de la moda, el arte, la música o algo así. Seguimos dándolo todo porlas estrellas -otro cuento más que nos vendió occidente-.

Dado que juzgo por la estética voy a decir qué pienso de Ingrid. Me gustó verla bonita, porque no guarda amargura ni rencor. Tuvo siempre un gesto amable y cariñoso y tan sólo manifestó un par de quejas sobre tratos mezquinos a los que fue sometida. De resto se rehizo ante nuestros ojos con sonrisas y creo que así se va a quedar, o eso espero. Hasta el momento ha dejado escapar tan pocas lágrimas y mostrado un valor increíble, que realmente nos hace tener héroes por todos lados: liberados y liberadores. Espero que no vengan retaliaciones que nos amarguen este primer sentimiento de nación que he sentido. Creo que nunca antes me alegré más por el país que ese día. Lo consideré una especie de 7 de Agosto moderno, ajustado al tipo de guerras que existen en el mundo actual. Porque hasta guerras de independencia como las del Tibet o Timor; incluso el caso separatista español, se manejan hoy de manera diferente. Pero ese sentimiento de ganar una batalla, eso fue el 2 de julio pasado para mí. Compartí algo desconocido con cualquier persona que estuviera conectada. Con mis papás, en el trabajo y hasta con mi tía y mi abuela. Fue tema obligado con casi todo el mundo que vi en esos días. Lo que hicieron fue un gol político. Uribe demostró que tal vez a Colombia sí le convenga un presidente como él, incluso durante más tiempo. Su propuesta conservadora ha sido legitimada con astucia, porque hacerlo sin armas fue el núcleo del asunto para dejar a todo el mundo callado.
Obviamente yo no me lo trago y me parece que siempre y cuando este país no tenga dedal tras cada puntada, todo lo que se haga es “pretty much” perdido. Y dudo mucho que Uribe tenga todo tan preparado como sospecho que sería necesario. Se necesitaría una campaña emotiva de megacobertura para generar un sentimiento nacionalista de solidaridad que apele a la honestidad de todos, al tiempo que habría que lanzar un plan económico y social muy inteligente que agrupara todos nuestros problemas y les diera solución simultánea y efectiva. Algo así como convertirnos en un país ejemplar en producción agropecuaria e industrial ecológica y prometiéramos preservar la selva y cuidar la tierra y dejar de lado el narcotráfico. Eso sería perfecto para todos: lo uribistas que quieren seguir sus vidas de finqueros tranquilos; el resto parchado e independiente en su fundio, no podremos ser muchos pero sí tendremos que ser muy trabajadores. Colombia se puede convertir en un pulmón que necesita el mundo más que nunca; y por nuestro compromiso, hacerlos pagar un precio más alto, que nos dé dignidad (ya que nos importa tanto) y calidad de vida. De otra manera, si descubrimos que tal bondad no vive en nosotros y no es posible porque aún porque todavía queremos matarnos y hacernos matar por venderle coca cara al mundo, entonces la solución es legalizarla, quitarles el privilegio y por otro lado asumir la consecuencia de los que caerán adictos. Y esa parece no ser la mejor alternativa, porque muy pronto no va a haber muchas más opciones que ser ecológicos -y eso que detesto ser fatalista-, aunque por el momento nadie parece querer pensar en ello y prefiere continuar celebrando una generación que cree inocentemente que ganó la lotería evolutiva.
Pero la rueda de la fortuna no perdona, no importa cuánto calculen nuestros matemáticos todas las posibilidades. El fin vendrá, de eso no cabe duda. Mientras tanto hay que aceptar lo que hay y sollárselo (insisto en ese aspecto). Y lo que hay es un espacio abierto por este suceso llamado Operación Jaque. Me pregunto cuándo llegará el Mate. Prefiero pensar que mis sueños de vivir cuidando esta tierra hermosa es mucho más sensato que seguir el juego macabro que inventaron por nosotros, pero que reinventamos cada día; porque cada generación resulta incapaz de manejar efectivamente el conflicto. Ahora un hermanito bravo ha tomado las riendas y tras 6 años parece que funciona. Dejo a cada cual que piense más al respecto, porque las ideas que siguen esto son ya un poco inconfesables.

Para cerrar, debo confesar que me apasionan todas las teorías sobre micos, como aquella que dice (a propósito de contar probabilidades) que no importa qué tanto estudie y trabaje un jugador del mundo bursátil, siempre su rendimiento será promedio, tal y como lo sería el de un simio que realizara su mismo trabajo. Tal vez escriba la próxima vez un poco más sobre esto.
Por el momento: hasta pronto.

Pd: La ciencia puede ser tan desconcertante y divertida a veces. Creo que en parte y compartiendo su puesto con el arte, ha superado a la literatura carnavalizada de ser el factor de risa que autocuestiona a las multitudes. En parte se debe a que somos generaciones que han crecido más con imágenes que letras.