25.3.10

Sueños dulces.

Siempre me ha aterrado como todos los demás pueden ser tan indiferentes a la vida. La vida como suceso misterioso e inexplicable. Igual de inexplicable que la estúpida especie humana que se estanca en rutinas sicológicas que en televisión se llaman telenovelas. Mientras ellos trabajan en bancos y piensan en carros y tetas o pipís, yo sigo tan fragmentada como en la infancia, incapaz de mantener historias, tan incongruente ante los demás, intentando comprender por qué los demás corren por progresar mientras yo sólo quiero detenerme ante el todo a gritar por qué. Y el grito se convirtió en furia, la mirada se llenó de reclamo y me quedé esperando compensaciones que nunca llegaron. Así me hice vieja, sin darme cuenta que corría al ritmo del capitalismo, como también lo hicieron todos, buscando huir de nosotros mismos y no encontrándonos más que nuestro pequeño mundito de siempre, porque el mundo es un pañuelo, lleno de mocos.

En mi cabeza existe un universo onírico tan loco como el de la Alicia de Tim Burton. En el último que recuerdo, que fue el fin de semana, estaba escapando de un mal que entraba en todo como el agua y mi único refugio era un pequeño y estúpido baúl donde iba a morir de todos modos, asfixiada. Mi terapista dice que debo interpretarlo y yo mientras tanto me pregunto públicamente (que va que público, si esto no lo lee nadie) por qué es que no puedo escapar de mi estúpido querido diario y por qué a este blog no viene nunca nadie.

La vida falaz de l. La antitragedia.

Qué debemos hacer con el estúpido querido diario? Mandarlo a la hoguera y que arda hasta la muerte y si no revive es porque no era santo. O debemos decapitarlo por significar alta traición a la causa? Mejor torturémoslo hasta que nos cuente la verdad! O Peor aún, atormentémoslo con aquello que lo hace más vulnerable: démosle una dosis de amor a ver si nos cuenta por las buenas. No más pesadillas, sólo sueños dulces.

Ha empezado una nueva vida. Y no tengo ni idea si va a ir bien o mal, pero por primera vez tengo la intención de hacerlo, no bien, sino de la mejor manera.

Me impresiona cómo cambiamos para convertirnos en personas nuevas y cómo decidimos quiénes somos ahora sin importar lo que antes se fue. Sostener caracteres por orgullo y más si ha sido una mala experiencia para todos, es la tontería más grande. No hay que hacerse la vida más difícil de lo que ya es. Conocemos grandes hombres pero no sabemos cómo convertirnos en ellos, ya que la imitación no es una opción, en el mundo del arte sólo es válida la inspiración. Por el talento y trabajo que implica ser genial, nos refugiamos en lo fácil y eso explica por qué nos convertimos en una especie gorda e idiotizada.

Y aunque esta idea me revuelque las tripas, debo convivir con esa realidad que no está afuera, sino que hace parte de mi vida y que entra de todos modos y moja mi querido diario, que si uso como refugio, sólo voy a asfixiarme en él. A lo mejor lo pueda usar como flotador en vez de como cabina de resistencia. A lo mejor en vez de mal, se trata tan sólo de agua, puedo nadar y todo va a estar bien, incluso si me ahogo, como todo el mundo tendrá que hacerlo también porque lo único certero es la muerte.

No me gustan las historias cerradas. La vida se ha dado en un universo donde las historias no terminan, sino que escapan por puertas misteriosas que van a otro mundos donde las cosas podrían ser totalmente diferentes, o prácticamente iguales, o ambas a la vez.Dondé están estos otros mundos? Acaso en el lugar al que tiene que ir en segundo splin del electrón? ¿Y por qué siempre termino pensando en esto?