23.2.10

Carta de Presentación

Voy manejando rápido por la autopista de la ciudad, tan rápido como puedo. Creo que debería dejar de jugar con el azar. Debo canalizar mi furia contra algo productivo, no contra los seres humanos, los desconocidos pero no por eso insignificatntes. Debo recordarlo, un seguro no va a salvarme de la tragedia. Pero en vez de ser prudente, es como si en el carro saliera corriendo fuera de todos, dejándolos atrás con mi imprudencia, que termina siendo putamente eficiente, infalible, como si tal cosa fuese posible, pero no y aún así yo paso de todas esas historias que tienen las calles, los carros, la personas, los puentes: todo, sin dedicarles siquiera una mirada, porque solo puedo pensar en mí o porque sencillamente prefiero no contar lo de los demás, ni siquuera mi propia historia, tan sólo un periodo tan fragmentado, como lo puede durar una misma identidad, antes de cambiar a una siguiente fase en la que importan otras cosas, y que a medida que se transcienden una a otra en el mismo cuerpo, en la misma vida, pierden todo significado y se resignan al olvido. Entonces para qué tanto esfuerzo en recordar la historia, pueden hacerse otros sentidos de memoria.

El lenguaje avanza en la medida que pierde peso y alcanza la simplicidad, la efectividad perfecta. Entonces termina por convertirse en binario y así resulta prácticamente universal. Luego está el caos, el otro, el inconsciente, el que es difícil de conocer, porque sólo deja huellas a la interpretación, habla un lenguaje tan extraño, que no te queda la certeza de que alguna vez fue lo mismo para ambos. Y aún así, funciona como un amor perfecto, un balance, una duplicidad extraña, caótica, enferma.El uno no puede vivir sin el otro.

Algo triste es que todo lo aprendimos de la naturaleza, gracias a descubrimientos que ella nos regaló. Pero hoy preferimos hacerlo todo nosotros mismos y para ello es necesario que muera la madre, así que vamos a matar el planeta que nos dio vida. Eso es la ley natural? No es pues que se supone que no hay que seguir la ley "natural"?, entonces en qué estamos aplicando nuestros propos principios si no es en nostros mismos? Nada tiene sentido, nos inventamos como opción de “desarrollo ” un saber llamado ciencia, que se supone es el conocimiento verdadero, pero en vez de comprender su entorno como un todo, lo ve como partes y partículas y desde ahí opera. En vez de buscar la conviencia busca la muerte de la madre naturaleza, aunque ésta no parece estar presta a morir aún y menos de muerte natural. Tan sólo quiere transformarse en un ambiente hostil, y nosotros alimentamos permanentemente su deseo. Entonces nos autocompadecemos de los desastres que sufrimos para poder matarla resignadamente, como si tratara de autodefensa legítima, olvidando que somos parte de ese todo, obviando que no somos dioses ni inmortales e ignorando que todo lo que sabemos, lo aprendimos de ella: toda la inspiración, el asombro y la belleza, inclusive el horror!

Lo increíble, es que aunque piense todo este tipo de basura mientras manejo rauda y veloz por Medellín, esté aún con toda mi atención puesta en la actividad mecánica que implica. Esa es otra ventaja de mi super poder: prestar atención en piloto automático. Sin embargo, debo confesar que la destreza suprahumana que he desarrollado fue a causa de mi torpeza inicial. Pocos saben que así comenzó a manifestarse mi don de heroína. La necesidad de remediar las consecuencias de mi amotricidad original me llevó a pulir la velocidad de reacción y movimiento y así lograr hacer maniobras de última hora que la gran mayoría de seres humanos no logran ni siquiera pensar. De esta manera, me convertí en una super heroína de los reflejos y por ende de la manejada por Medellín. Bueno, Medellín es un decir, una quinta parte de Medellín, y eso que en realidad le coqueteaba a Envigado. Pero Envigado se esfumó a un mundo paralelo y goodye ruby tuesday. Ahora he incursionado en nuevos territorios. Aún así sé que cuento con mi súper poder de, en el último suspiro del momento, llegar al objetivo justo a tiempo e impedir lo inevitable de la nada. Hoy en día puedo hacerlo con todo, pero antes, mientras amaestraba mi don, no, ni siquiera podía evitar mi propia torpeza. Y era tal la necesidad de dejar de hacer daños y diabluras, que terminé por desarrollar una observación tan atenta al hecho, al punto que justo en el momento del desastre en mi cabeza todas las piezas se mueven cámara lenta, algo así como en high definition. Así llegué a dominar el arte del perfect timing.

Lo frustrante de mí es que soy súper heroína sólo de mi misma, anónima. Nadie más se beneficia de mi don, así como nadie quiere montarse en un carro conmigo si manejo rápido. Vivo mis excentrecidades en mi imperio de un solo hombre. Mi one man show. Se supone que soy la l. del limbo, de la libertad: