2.3.09

Filosofía en Rebaja

La muerte de un solo sentimiento puede ocasionar un derrumbe masivo de decisiones. La fragilidad de la circunstancias es latente y su estabilidad está garantizada únicamente por un pacto entre las intenciones -que siempre termina por ser variable. Cuando los verdaderos intereses se revelan, nada vuelve a ser lo que solía. Nos encontramos con que todo lo que conocemos, teniendo la misma cara, es extraño, oscuro. La simpleza se esconde como el sol ante la noche, entonces aparecen los secretos y las pesadillas. Los placeres a los que somos adictos se apoderan irremediablemente de nosotros justo cuando creemos que podemos descifrarlos, distrayendo así la posibilidad de obtener cualquier respuesta y ratificando nuestro vicio. De nada sirve que un espíritu altruista pseudo-cientificista haya sido el motivo para arriesgarnos llegar al umbral. Siempre morderemos la manzana. Nunca resolveremos el principio de incertidumbre. Viviremos hasta la muerte con la duda del ser o no ser. Y entonces nada tendrá sentido. Sólo así nos redimimos.